Un juego digital que prometía aventuras terminó convirtiéndose en una pesadilla real para dos niñas en Toltén, extraviadas por seguir instrucciones en línea. La infancia no distingue entre lo real y lo virtual cuando no hay adultos que guíen y contengan. Hoy no basta con darles acceso a la tecnología, hay que educarlos, protegerlos y asumir que, sin límites claros, están solos frente a un mundo que no perdona. La reciente desaparición de dos niñas en la comuna de Toltén no es solo una triste noticia local. Es una alarma nacional. Las menores, de apenas 09 y 12 años, se extraviaron tras haber seguido las indicaciones de un juego en línea que las impulsaba a realizar una “búsqueda en el mundo real”. Lo que para ellas era parte de una fantasía interactiva, terminó siendo una situación de alto riesgo que movilizó a sus familias, autoridades y equipos de emergencia durante horas angustiantes. ¿Conocemos las dinámicas de los retos virales? ¿sabemos lo que nuestros hijos hacen en sus teléfonos? ¿Estamos pasando tiempo de calidad con ellos o le estamos pasando esa responsabilidad a la tecnología?¿En qué momento se naturalizó que un niño con acceso a internet decida solo los contenidos que quiere ver? Respondamos a estas preguntas de la manera mas honesta posible, sin auto complacencias, mentirnos a nosotros mismos como padres o madres puede hacer la diferencia entre cuidarlos y exponerlos a riesgos que podemos evitar. Este caso nos enfrenta a una dolorosa realidad: nuestros niños están navegando solos por un mar digital lleno de tormentas, sin brújula ni salvavidas, mientras los adultos miramos hacia otro lado. Juegos aparentemente inofensivos —muchos con estéticas amigables y dinámicas atrapantes— son diseñados para evadir el control parental y explotar la curiosidad infantil, llevándolos a asumir conductas imprudentes, riesgosas e incluso peligrosas. El problema no es el juego en sí. El problema es la ausencia de adultos conscientes, presentes y vigilantes. Se ha confundido el “dar libertad” con “soltar la mano”. Un niño no necesita un teléfono con datos ilimitados, necesita adultos que pregunten qué está jugando, con quién, y para qué. Necesita límites, supervisión y contención emocional. Este no es un caso aislado, es un llamado urgente. El hogar debe volver a ser el primer espacio de seguridad y guía. No es exagerado decir que hoy los juegos en línea pueden terminar afectando la integridad física de los menores. Y si los padres no actúan, lo harán las consecuencias. Hoy las niños de Toltén están a salvo, gracias a la rápida acción de la comunidad y los equipos de emergencia. Pero no todas las historias como estas en el mundo y en nuestro país tienen el mismo final.
En una ceremonia realizada este viernes en las dependencias de la Capitanía de Puerto de Talcahuano, se llevó a cabo el cambio de mando que marca un hito en la Armada: por primera vez, una mujer asume como capitán de puerto. Se trata de la teniente 1° litoral Camila Ovalle, la primera oficial femenina designada para llevar el mando de la Capitanía de Puerto de Talcahuano, quien recibió el mando de la jurisdicción de manos del teniente 1° litoral José Egaña. La oficial, además de su destacada trayectoria en la Armada, es titulada en derecho y forma parte de la primera generación de mujeres que ingresó a la Escuela Naval Arturo Prat. Además, la teniente Ovalle se ha destacado por distintos logros profesionales. Por ejemplo, fue una de las primeras cuatro oficiales litorales elegidas en 2021 para ser Comandante de una Unidad tipo Lancha de Servicio General (LSG); en este caso, la 1621 “Quintero”. En 2022 fue reconocida por el Ministerio de Defensa en el Día Nacional de las Cantineras, instancia que rememora la participación de aquellas mujeres que apoyaron las campañas militares durante el siglo XIX, tales como, la guerra contra la Confederación Perú-Boliviana y la guerra del Pacífico. “Los cambios son posibles” Respecto a este nuevo desafío profesional en su carrera naval y su valor histórico para la Armada, la teniente Camila Ovalle manifestó quees un honor y una gran responsabilidad. “Estoy profundamente agradecida con institución por confiar en mí y estoy orgullosa representar a las mujeres en un ámbito históricamente masculino“, puntualizó Ovalle. Finalmente, autoridad marítima dijo que “ esto demuestra que los cambios son posibles y que con esfuerzo y dedicación no hay límites para lo que podemos alcanzar”. Fuente: BioBioChile
Un juego digital que prometía aventuras terminó convirtiéndose en una pesadilla real para dos niñas en Toltén, extraviadas por seguir instrucciones en línea. La infancia no distingue entre lo real y lo virtual cuando no hay adultos que guíen y contengan. Hoy no basta con darles acceso a la tecnología, hay que educarlos, protegerlos y asumir que, sin límites claros, están solos frente a un mundo que no perdona. La reciente desaparición de dos niñas en la comuna de Toltén no es solo una triste noticia local. Es una alarma nacional. Las menores, de apenas 09 y 12 años, se extraviaron tras haber seguido las indicaciones de un juego en línea que las impulsaba a realizar una “búsqueda en el mundo real”. Lo que para ellas era parte de una fantasía interactiva, terminó siendo una situación de alto riesgo que movilizó a sus familias, autoridades y equipos de emergencia durante horas angustiantes. ¿Conocemos las dinámicas de los retos virales? ¿sabemos lo que nuestros hijos hacen en sus teléfonos? ¿Estamos pasando tiempo de calidad con ellos o le estamos pasando esa responsabilidad a la tecnología?¿En qué momento se naturalizó que un niño con acceso a internet decida solo los contenidos que quiere ver? Respondamos a estas preguntas de la manera mas honesta posible, sin auto complacencias, mentirnos a nosotros mismos como padres o madres puede hacer la diferencia entre cuidarlos y exponerlos a riesgos que podemos evitar. Este caso nos enfrenta a una dolorosa realidad: nuestros niños están navegando solos por un mar digital lleno de tormentas, sin brújula ni salvavidas, mientras los adultos miramos hacia otro lado. Juegos aparentemente inofensivos —muchos con estéticas amigables y dinámicas atrapantes— son diseñados para evadir el control parental y explotar la curiosidad infantil, llevándolos a asumir conductas imprudentes, riesgosas e incluso peligrosas. El problema no es el juego en sí. El problema es la ausencia de adultos conscientes, presentes y vigilantes. Se ha confundido el “dar libertad” con “soltar la mano”. Un niño no necesita un teléfono con datos ilimitados, necesita adultos que pregunten qué está jugando, con quién, y para qué. Necesita límites, supervisión y contención emocional. Este no es un caso aislado, es un llamado urgente. El hogar debe volver a ser el primer espacio de seguridad y guía. No es exagerado decir que hoy los juegos en línea pueden terminar afectando la integridad física de los menores. Y si los padres no actúan, lo harán las consecuencias. Hoy las niños de Toltén están a salvo, gracias a la rápida acción de la comunidad y los equipos de emergencia. Pero no todas las historias como estas en el mundo y en nuestro país tienen el mismo final.
En una ceremonia realizada este viernes en las dependencias de la Capitanía de Puerto de Talcahuano, se llevó a cabo el cambio de mando que marca un hito en la Armada: por primera vez, una mujer asume como capitán de puerto. Se trata de la teniente 1° litoral Camila Ovalle, la primera oficial femenina designada para llevar el mando de la Capitanía de Puerto de Talcahuano, quien recibió el mando de la jurisdicción de manos del teniente 1° litoral José Egaña. La oficial, además de su destacada trayectoria en la Armada, es titulada en derecho y forma parte de la primera generación de mujeres que ingresó a la Escuela Naval Arturo Prat. Además, la teniente Ovalle se ha destacado por distintos logros profesionales. Por ejemplo, fue una de las primeras cuatro oficiales litorales elegidas en 2021 para ser Comandante de una Unidad tipo Lancha de Servicio General (LSG); en este caso, la 1621 “Quintero”. En 2022 fue reconocida por el Ministerio de Defensa en el Día Nacional de las Cantineras, instancia que rememora la participación de aquellas mujeres que apoyaron las campañas militares durante el siglo XIX, tales como, la guerra contra la Confederación Perú-Boliviana y la guerra del Pacífico. “Los cambios son posibles” Respecto a este nuevo desafío profesional en su carrera naval y su valor histórico para la Armada, la teniente Camila Ovalle manifestó quees un honor y una gran responsabilidad. “Estoy profundamente agradecida con institución por confiar en mí y estoy orgullosa representar a las mujeres en un ámbito históricamente masculino“, puntualizó Ovalle. Finalmente, autoridad marítima dijo que “ esto demuestra que los cambios son posibles y que con esfuerzo y dedicación no hay límites para lo que podemos alcanzar”. Fuente: BioBioChile