En medio de una emergencia ambiental, la Corporación Nacional Forestal (Conaf) informó sobre un incidente en el Parque Nacional Lauca, ubicado en la Región de Arica y Parinacota, donde un camión boliviano volcó 25 mil litros de aceite de soya en el sector Chungará. Este derrame afectó gravemente al humedal altoandino que forma parte del ecosistema del Lago Chungará. Tras el incidente, Conaf ha tomado medidas inmediatas para contener la situación. Hasta el momento, se han retirado 500 litros de aceite de soya con la ayuda de una bomba de extracción propia y materiales proporcionados por el Municipio de Putre. Además, se ha cerrado indefinidamente el sector Chungará del parque para llevar a cabo las labores de remoción del aceite y evaluar el impacto ambiental. El director regional de Conaf, Lino Antezana, destacó la colaboración de 9 guardaparques, 3 profesionales de la Fundación Aka Pacha y 8 funcionarios del SAG que se encuentran trabajando en la zona afectada. Se han implementado diques y mallas como medidas de contención para evitar que la sustancia tóxica afecte aún más a la fauna local. Como consecuencia directa del derrame, se han reportado 80 aves acuáticas con posibles signos de contaminación. Entre ellas se encuentra una tagua gigante fallecida, una especie protegida por la Ley de Caza y clasificada como preocupación menor. El jefe del Departamento de Áreas Silvestres Protegidas, Sandro Maldonado, mencionó que al llegar al lugar se identificaron inicialmente 15 aves afectadas, incluyendo patos puna y taguas gigantes. Posteriormente, se registraron otras 80 aves con riesgo de ser afectadas debido a su presencia constante en la zona contaminada. Además del impacto en la fauna, también se ha observado daño en la flora local. Especies como el pajonal, tola, suputula y yaretas han sido afectadas por el derrame de aceite, siendo clasificadas como vulnerables por el equipo de guardaparques que trabaja en la zona. Fuente: CNN Chile País
La Corporación Nacional Forestal ( Conaf ) ha anunciado que desde el lunes 27 hasta el miércoles 29 de octubre, un total de 29 comunas estarán bajo la categoría de Botón Rojo. El Botón Rojo es una herramienta que, según Conaf, “permite identificar aquellos territorios que tendrían una mayor probabilidad de ignición y propagación de incendios forestales”. Su principal objetivo es “orientar las acciones de prevención y apoyar los procesos de planificación ante escenarios complejos por condiciones propicias para el inicio y desarrollo de incendios forestales en territorios detectados como críticos”. Para que una comuna sea designada con la condición de Botón Rojo, debe cumplir con ciertas condiciones, como tener terrenos cubiertos con vegetación, ya sea bosques, matorrales, pastizales, cultivos agrícolas o humedales. Las comunas identificadas por Conaf se encuentran en siete regiones, desde Arica y Parinacota hasta Coquimbo. Estas áreas presentan un mayor potencial de ignición y propagación de incendios forestales. Entre el 27 y el 29 de octubre, las comunas con Botón Rojo se distribuyen en las siguientes regiones: Región de Antofagasta Región de Arica y Parinacota Región de Atacama Región de Coquimbo Región de Tarapacá Región de Valparaíso Región de Magallanes El Botón Rojo permite orientar las acciones de prevención y apoyar los procesos de planificación ante escenarios complejos por condiciones propicias para el inicio y desarrollo de incendios forestales en territorios detectados como críticos. Fuente: CNN Chile País
El Parque Nacional Nahuelbuta, uno de los últimos refugios de bosque nativo en la Cordillera de la Costa, vive hoy una silenciosa pero profunda crisis ambiental, ecológica y política. Fragmentado, invadido por monocultivos, inseguro y sin una protección efectiva, este santuario natural agoniza entre el descuido institucional, la expansión forestal, el abandono por las autoridades y los embates del cambio climático. Según estudios recientes, en las últimas décadas se ha perdido más del 33 % del bosque nativo en la Cordillera de Nahuelbuta, siendo reemplazado mayoritariamente por plantaciones de pino y eucalipto. A pesar de su estatus como parque nacional, solo un 3,5 % del bosque original cuenta con protección efectiva, lo que evidencia una brecha estructural en la conservación del ecosistema. Uno de los símbolos más icónicos del parque, la araucaria araucana, ha sido gravemente afectada por el estrés hídrico y enfermedades asociadas al cambio climático. En 2018 fue clasificada como “en peligro de extinción” en la zona, y sin embargo, en 2020 la propia CONAF protagonizó un escándalo tras talar ilegalmente 51 ejemplares bajo la excusa de crear un cortafuego. La Contraloría General de la República confirmó la ilegalidad del acto, pero las consecuencias administrativas aún se consideran insuficientes. A este cuadro se suma la falta de seguridad, que quedó en evidencia tras el ataque incendiario de noviembre de 2022, donde fueron destruidas casas, bodegas y vehículos de guardaparques dentro del parque. Desde entonces, el Parque Nahuelbuta ha permanecido con acceso restringido y sólo se ha permitido el ingreso peatonal en algunos sectores, debido también al deterioro de caminos y senderos tras los temporales del invierno 2024. Pero a eso se le agrega este año las denuncias de tala ilegal de arboles nativos, ingreso de Jeeperos realizando asados y ganado de propiedad de personas circundantes al Parque. Dentro de toda esta realidad aflora la figura de la concejala Beatriz Sanhueza, quien solicitó a través del municipio oficiar a CONAF respecto a esta realidad, que preocupa en materia de medioambiente en nuestra ciudad. Mientras tanto, el accionar de las autoridades es muy lento y al parecer solo vemos reaccionar: recién a inicios de 2025 se anunció una inversión de 4.500 millones de pesos para recuperar la infraestructura del parque. Sin embargo, la restauración ecológica, el control efectivo de incendios intencionales (que ya representan más del 45 % en la región) y la protección de los ecosistemas siguen siendo tareas pendientes. Y peor aun, todo indica que esta inversión tan solo se quedará en el anuncio. El Parque Nahuelbuta no solo es un bien natural invaluable por su biodiversidad; también es un símbolo de lo que ocurre cuando los intereses extractivistas, el abandono institucional y la falta de voluntad política se imponen sobre la conservación del patrimonio ambiental. Hoy, más que nunca, el llamado es urgente: si no se actúa con decisión, Nuestro parque podría convertirse en una postal del pasado, un recuerdo de lo que alguna vez fue un pulmón verde irremplazable en la Cordillera de Nahuelbuta. .UNA DE NUESTRAS
En medio de una emergencia ambiental, la Corporación Nacional Forestal (Conaf) informó sobre un incidente en el Parque Nacional Lauca, ubicado en la Región de Arica y Parinacota, donde un camión boliviano volcó 25 mil litros de aceite de soya en el sector Chungará. Este derrame afectó gravemente al humedal altoandino que forma parte del ecosistema del Lago Chungará. Tras el incidente, Conaf ha tomado medidas inmediatas para contener la situación. Hasta el momento, se han retirado 500 litros de aceite de soya con la ayuda de una bomba de extracción propia y materiales proporcionados por el Municipio de Putre. Además, se ha cerrado indefinidamente el sector Chungará del parque para llevar a cabo las labores de remoción del aceite y evaluar el impacto ambiental. El director regional de Conaf, Lino Antezana, destacó la colaboración de 9 guardaparques, 3 profesionales de la Fundación Aka Pacha y 8 funcionarios del SAG que se encuentran trabajando en la zona afectada. Se han implementado diques y mallas como medidas de contención para evitar que la sustancia tóxica afecte aún más a la fauna local. Como consecuencia directa del derrame, se han reportado 80 aves acuáticas con posibles signos de contaminación. Entre ellas se encuentra una tagua gigante fallecida, una especie protegida por la Ley de Caza y clasificada como preocupación menor. El jefe del Departamento de Áreas Silvestres Protegidas, Sandro Maldonado, mencionó que al llegar al lugar se identificaron inicialmente 15 aves afectadas, incluyendo patos puna y taguas gigantes. Posteriormente, se registraron otras 80 aves con riesgo de ser afectadas debido a su presencia constante en la zona contaminada. Además del impacto en la fauna, también se ha observado daño en la flora local. Especies como el pajonal, tola, suputula y yaretas han sido afectadas por el derrame de aceite, siendo clasificadas como vulnerables por el equipo de guardaparques que trabaja en la zona. Fuente: CNN Chile País
La Corporación Nacional Forestal ( Conaf ) ha anunciado que desde el lunes 27 hasta el miércoles 29 de octubre, un total de 29 comunas estarán bajo la categoría de Botón Rojo. El Botón Rojo es una herramienta que, según Conaf, “permite identificar aquellos territorios que tendrían una mayor probabilidad de ignición y propagación de incendios forestales”. Su principal objetivo es “orientar las acciones de prevención y apoyar los procesos de planificación ante escenarios complejos por condiciones propicias para el inicio y desarrollo de incendios forestales en territorios detectados como críticos”. Para que una comuna sea designada con la condición de Botón Rojo, debe cumplir con ciertas condiciones, como tener terrenos cubiertos con vegetación, ya sea bosques, matorrales, pastizales, cultivos agrícolas o humedales. Las comunas identificadas por Conaf se encuentran en siete regiones, desde Arica y Parinacota hasta Coquimbo. Estas áreas presentan un mayor potencial de ignición y propagación de incendios forestales. Entre el 27 y el 29 de octubre, las comunas con Botón Rojo se distribuyen en las siguientes regiones: Región de Antofagasta Región de Arica y Parinacota Región de Atacama Región de Coquimbo Región de Tarapacá Región de Valparaíso Región de Magallanes El Botón Rojo permite orientar las acciones de prevención y apoyar los procesos de planificación ante escenarios complejos por condiciones propicias para el inicio y desarrollo de incendios forestales en territorios detectados como críticos. Fuente: CNN Chile País
El Parque Nacional Nahuelbuta, uno de los últimos refugios de bosque nativo en la Cordillera de la Costa, vive hoy una silenciosa pero profunda crisis ambiental, ecológica y política. Fragmentado, invadido por monocultivos, inseguro y sin una protección efectiva, este santuario natural agoniza entre el descuido institucional, la expansión forestal, el abandono por las autoridades y los embates del cambio climático. Según estudios recientes, en las últimas décadas se ha perdido más del 33 % del bosque nativo en la Cordillera de Nahuelbuta, siendo reemplazado mayoritariamente por plantaciones de pino y eucalipto. A pesar de su estatus como parque nacional, solo un 3,5 % del bosque original cuenta con protección efectiva, lo que evidencia una brecha estructural en la conservación del ecosistema. Uno de los símbolos más icónicos del parque, la araucaria araucana, ha sido gravemente afectada por el estrés hídrico y enfermedades asociadas al cambio climático. En 2018 fue clasificada como “en peligro de extinción” en la zona, y sin embargo, en 2020 la propia CONAF protagonizó un escándalo tras talar ilegalmente 51 ejemplares bajo la excusa de crear un cortafuego. La Contraloría General de la República confirmó la ilegalidad del acto, pero las consecuencias administrativas aún se consideran insuficientes. A este cuadro se suma la falta de seguridad, que quedó en evidencia tras el ataque incendiario de noviembre de 2022, donde fueron destruidas casas, bodegas y vehículos de guardaparques dentro del parque. Desde entonces, el Parque Nahuelbuta ha permanecido con acceso restringido y sólo se ha permitido el ingreso peatonal en algunos sectores, debido también al deterioro de caminos y senderos tras los temporales del invierno 2024. Pero a eso se le agrega este año las denuncias de tala ilegal de arboles nativos, ingreso de Jeeperos realizando asados y ganado de propiedad de personas circundantes al Parque. Dentro de toda esta realidad aflora la figura de la concejala Beatriz Sanhueza, quien solicitó a través del municipio oficiar a CONAF respecto a esta realidad, que preocupa en materia de medioambiente en nuestra ciudad. Mientras tanto, el accionar de las autoridades es muy lento y al parecer solo vemos reaccionar: recién a inicios de 2025 se anunció una inversión de 4.500 millones de pesos para recuperar la infraestructura del parque. Sin embargo, la restauración ecológica, el control efectivo de incendios intencionales (que ya representan más del 45 % en la región) y la protección de los ecosistemas siguen siendo tareas pendientes. Y peor aun, todo indica que esta inversión tan solo se quedará en el anuncio. El Parque Nahuelbuta no solo es un bien natural invaluable por su biodiversidad; también es un símbolo de lo que ocurre cuando los intereses extractivistas, el abandono institucional y la falta de voluntad política se imponen sobre la conservación del patrimonio ambiental. Hoy, más que nunca, el llamado es urgente: si no se actúa con decisión, Nuestro parque podría convertirse en una postal del pasado, un recuerdo de lo que alguna vez fue un pulmón verde irremplazable en la Cordillera de Nahuelbuta. .UNA DE NUESTRAS